
En 2018, durante cada luna llena, emprendí un viaje introspectivo a través de trece ceremonias individuales de ayahuasca. Este recorrido tenía como finalidad sanar mi ser espiritual, mi cuerpo y mis emociones, tras un complejo proceso de desintoxicación del mundo corporativo, especialmente del sector financiero. Después de 20 años en la industria, decidí en 2017 separarme de ese mundo, gracias a un encuentro transformador con la medicina del Bufo Alvarius. Durante este año, mi sensibilidad y percepción se modificaron profundamente, recibiendo innumerables enseñanzas y regalos de las sagradas medicinas.

Mi travesía comenzó con la decisión de abandonar el mundo corporativo, donde había trabajado durante dos décadas. El encuentro con la medicina del Bufo Alvarius despertó en mí la necesidad de una transformación profunda y un camino de sanación, mi espiritu sentia la necesidad de algo diferente y profundo, hasta que encontre esta bendita medicina que logro disolver mi ego -pero esta historia sera para una siguiente publicación-

Cada ceremonia de ayahuasca se convirtió en una oportunidad para conectar con mis ancestros, guías espirituales y hermanos mayores de las estrellas. Las medicinas sagradas me enseñaron a trabajar con cuarzos, jade y bismuto, abriendo puertas a nuevas dimensiones de comprensión y sanación.

La primera ceremonia, que requirió una preparación intensa de cuarentena, me permitió conectar profundamente con mis ancestros. Fue en esta ceremonia donde el espíritu me reveló una de mis misiones más importantes: entrar al inframundo y negociar la liberación de mis ancestros.
Durante mi viaje al inframundo, enfrenté emociones y sensaciones intensas. Sentí el dolor y sufrimiento de mis ancestros, experimentando mazmorras, humedad, locura, alcoholismo, machismo, lujuria, ambición y mezquindad. Esta experiencia me enseñó la importancia del sacrificio y la liberación ancestral.

Tras liberar a mis ancestros, el guardián del inframundo me informó que debía pagar por ello, experimentando el sufrimiento que ellos habían vivido. Sentí una tremenda carga y mi energía se drenó, llevándome al límite de mi resistencia. Fue entonces cuando recé a Quetzalcóatl, quien despues de una larga espera apareció para liberarme y llevarme a un lugar de pureza e iluminación.

Conclusión
El camino chamánico es una búsqueda constante de sanación y autodescubrimiento. A través de estas ceremonias y el descenso al inframundo, aprendí la importancia de enfrentar nuestras sombras y liberar el dolor ancestral. Espero que mi historia inspire a otros a explorar su propio camino de sanación y conexión espiritual.